jueves, 14 de febrero de 2013

La torre de San Francisco

La torre de San Francisco antiguamente


El día 9 de Febrero fui con mi amigo Javier a ver la torre de San Francisco. Al acercarme a ella se aprecia bien, que los materiales usados son pobres y se conserva muy mal, aunque se encuentra aún en pie. Di una vuelta a su alrededor y me di cuenta de que el lado derecho era distinto al resto de la estructura y que en el medio, podía verse una pequeña ventana con el símbolo de los franciscanos. El interior y el exterior estaban muy sucios. En la puerta de entrada, se encontraba una verja de hierro del año 1998. En la parte superior había dos vanos para poder albergar campanas. 






Lateral de la torre


La torre del Convento de San Francisco es el único resto de lo que antiguamente fue el Convento Franciscano de San Benito, aunque de forma popular también se le conoció como Convento de San Francisco. Dicho convento, se situaba a las afueras de la villa de Zafra, aunque actualmente podemos decir que se encuentra dentro del casco urbano. Fue fundado y construido por el segundo Conde de Feria, Gomes II Suárez de Figueroa y por su madre, la condesa María Manuel en el último tercio del siglo XV.






Ventana con el escudo de los Franciscanos
Entrada principal a la torre donde se observan varios graffitis


A pocos metros de la torre de San Francisco

El convento junto con los frailes que vivían en el, gozaban de una gran estimación por las autoridades de la villa, que se construyó en una de las paredes laterales de la capilla mayor una alacena. En esta alacena, el concejo guardaba la documentación más importante, como el archivo de sus privilegios, y una de las llaves era custodiada por el guardián del convento.

Según parece, en este convento se guardaban la mayoría de los “papeles” mediante los cuales se tiene conocimiento de gran parte de la historia de la Zafra. La mayor parte de las imágenes existentes en aquel lugar religioso fueron llevadas por los frailes a los conventos de Santa Clara y Santa Marina, en Zafra.


Yo en la entrada a la torre de San Francisco

Los materiales del edificio, excepto de la torre como pude confirmar, no eran de gran calidad ya que tras el saqueo que sufrió durante la Guerra de la Independencia en 1808 se aceleró su destrucción quedando así la torre como único resto.

Parte de arriba en el interior de la Torre


Como ya os he comentado anteriormete, la torre de San Francisco esta muy deteriorada. Yo como el resto de personas de Zafra, pienso que habría que restaurarla y hacer una buena limpieza, para dar buen prestigio a la ciudad, y proporcionar mas turistas.

La Casa del Marqués de Solanda

La casa palacio del marqués de Solanda es uno de los ejemplos de obra neoumudéjar de finales del siglo XIX. Se encuentra enfrente de la puerta del acebuche, en la plaza del Corazón de María. El edificio llama la atención por su enorme fachada blanca y encalada donde resaltan sus cornisas y decoración de color albero, típico de las casas señoriales. En la fachada occidental hay una ventana con frontón y adornos platerescos, características propias del clasicismo de la arquitectura de finales del XIX.


Fachada de la casa
La importancia del edificio, construido en 1905, son su portal y su bellísimo patio mudéjar, que contrastan
claramente con la fachada de la casa. La entrada está compuesta por azulejos de zócalo y una estucada decoración de las paredes, además de un arco de herradura que da acceso al patio. El primero de los pisos del vistoso patio del edificio, posee una grácil arquería de vanos de arco de herradura que descansan sobre columnas, únicas en el caso de los arcos de medio punto. El segundo nivel corresponde a una galería de balcones de un solo vano y de dos con mainel que se abre al patio, todos son de arcos angrelados, es decir, arcos de herradura y con alfiz. 

Los muros están cubiertos por una decoración romboidal en ambos pisos del patio, los cuales rematan en una línea de almenas escalonadas, elemento muy utilizado en la arquitectura neoislámica del siglo XIX. Su arquitecto 

Toda la casa es un ejemplo de la pervivencia de lo árabe en la arquitectura de principios del siglo XIX.

Entrada al patio de la casa palacio del Marqués de Solanda

















Referencias Bibliográficas:

- PIZARRO GÓMEZ F.J.: Zafra. Arte y ciudad de señorío.Mérida, 1987.
- TORO FERNÁNDEZ, B.: Zafra. Llerena, 2009.



miércoles, 13 de febrero de 2013

La alcazaba de Montemolín

La alcazaba de Montemolín se encuentra en un cerro en dicha localidad, en la provincia de Badajoz. Se conserva en estado de ruina.

Se trata de una obra de origen árabe, fabricada con adobe y ladrillo. Tiene numerosas torres ochavadas. Fue reconstruida por los cristianos con piedra. Su planta es irregular y de proporciones alargadas. La fortaleza consta de una planta rectangular y alargada adaptada a la irregularidad del terreno. Mide ciento catorce metros de longitud, cincuenta y cuatro metros de anchura y treinta y tres metros de altura y de ella sobresalen torres de diferente medida.
Inicialmente se utilizó tapial, mezcla de barro, cal prieta, trozos de cerámica y ladrillo además de cascotes de piedra colocados en superficies encajonadas con armazones de madera que se iban quitando a medida que la composición endurecía.

En época cristiana, se reconstruyeron las edificaciones anteriores y se adaptaron a las nuevas necesidades de ese momento histórico, utilizándose ladrillos y sillares pétreos regulares, para reforzar las esquinas.
La fortificación contó con dos plantas superpuestas comunicadas por sólidas escaleras. En la primera planta estaría en un lateral, la iglesia de Santo Domingo, despensas, bodegas, cámaras y el Aljibe de los Arcos situado en el centro del patio. En la segunda planta habría corredores, cámaras de distintos usos y la capilla de Santo Domingo. Además, en distintos lugares de la fortaleza, se podían encontrar cocinas, pasadizos, pajares, pesebreras, hornos, mazmorras excavadas en el subsuelo

Alcazaba de Montemolín
Cerro de la Alcazaba de montemolín

La torre de Espantaperros

La Torre de Espantaperros, también conocida como Torre de la Atalaya, es una torre albarrana esta situada junto a la alcazaba de Badajoz, fue construida por los almohades en el año 1170, en concreto por el califa Abu Yaqub Yusuf, y actualmente restaurada por el arquitecto Ventura Vaca

A menudo se le confunde con la Torre del Alpéndiz, que se sitúa cercana a la puerta del Alpéndiz, cercana a los restos de la Iglesia de Santa María de Calatrava.  La Torre de Espantaperros recuerda a la famosa Torre del Oro de Sevilla, de planta dodecagonal y de mayores dimensiones. Sin embargo, la Torre Espantaperros de Badajoz fue levantada 50 años antes que ésta. 

En el verano de 1920, su estado de ruina era preocupante. Un par de años después, parte de la torre se desplomó cayendo al interior una de las viviendas que tenía adosadas. El alcalde, a instancias del arquitecto municipal, exigió a la Comisión de Monumentos que se pronunciara: se restauraba la torre o se demolía.

La altura de la torre es de aproximadamente 20 metros, y consta de planta octogonal. Se divide en tres cuerpos, el inferior macizo, uno central hueco que alberga dos pisos, y una terraza almenada. El primer piso del cuerpo hueco se comunica con el adarve mediante un lienzo de muralla protegido por otras dos pequeñas torres. Ambos pisos tienen una distribución interior idéntica. Constan de una pequeña cámara central cuadrada, con bóveda vahída, y un espacio alrededor dividido en tramos rectangulares y triangulares, cubiertos con boveditas de arista. Los muros exteriores tienen arcos ciegos y algunos poseen aspilleras. La comunicación entre ambos pisos se realiza mediante una escalera que pasa a través de un hueco en la bóveda. Sobre la terraza sobresale un cuerpo de ladrillo, de planta cuadrada y 8,5 metros de altura, añadido en el siglo XVI. Dicho cuerpo posee dos órdenes de arcos, los inferiores semicirculares y los superiores lobulados. Los arcos arrancan de pilastras achaflanadas, reducidas a ménsulas en uno de los frentes. Esta estructura envuelve a una más pequeña que tuvo la construcción original, hecha de mampostería y ladrillo, con arcos ciegos y entrecruzados.

El edificio de "El Cubo" en la alcazaba de Badajoz se construyó hace pocos años para poder poner la Facultad de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Extremadura. Es una edificio moderno, pero rompe por completo la armonía arquitectónica del recinto. Los tribunales dicen que hay que tirarlo, es por esto por lo que el edificio tiene una orden de demolición.

El nombre de Espantaperros se debe a que antiguamente, cuando eran abiertas las puertas de la muralla de Badajoz al amanecer, sonaba una campana que hacía ladrar a los perros y los espantaba.
Esta preciosa torre albarrana, al haber sido restaurada recientemente, se conserva es bastante buen estado. 
Torre Espantaperros o de la Atalaya, Alcazaba de Badajoz
Vista de la entrada a la segunda planta de la torre a través del adarve

Torre Espantaperros o de la Atalaya, Alcazaba de Badajoz
La torre de Espantaperros iluminada vista desde el adarve de la alcazaba
Torre Espantaperros o de la Atalaya, Alcazaba de Badajoz
Vista del lienzo de muralla de 24 metros que la une al adarve de la Alcazaba
   

Fachada de la casa del Ajimez



Fachada de la casa del Ajimez vista desde el lado derecho
La casa del Ajimez se encuentra en la Calle Bóticas ya que este edificio acogía las bóticas de la localidad desde que se construyó en el siglo XV hasta mediados del siglo XVIII. En su interior existía una o varias armaduras repletas de botes y cajas en las que se contenían los más diversos productos de la farmacopea del momento y que estaban dispuestos para ser mezclados por medio del almirez, el alambique o la redoma, dando como resultado drogas y compuestos con que aliviar a la persona enferma. Pero lo que más llama la atención de esta interesante casa es su fachada.

Esta casa nos ofrece a los curiosos visitantes una prueba de su pasado, que desafiando el paso de algunos siglos, proclama a la actual generación el testimonio de una cultura, con la que esta villa se identificó plenamente. La fachada es del siglo XV, de arte mudéjar. Está cubierta de geométricos esgrafiados, encalados posteriormente en la mayor parte de su superficie de la pared. Se trata de uno de los pocos restos de esta técnica decorativa, que abundó en la ciudad durante los siglos XVI y XVIII, que contrasta con esa idea de pueblo blanco que actualmente le caracteriza.
La Casa del Ajimez es un bello ejemplo del arte mudéjar popular que engalana las calles del municipio segedano desde el siglo XV, mostrando los ecos de un pasado donde tenían cabida las tres culturas que protagonizaron el Medievo español, y que han ayudado a hacer del casco histórico de Zafra uno de los Conjunto 
Histórico-Artístico más destacados de Extremadura, declarado 
como tal dentro de los Bienes de Interés Cultural de nuestra
 región el 08 de junio de 1.965.

Arco adintelado
Sobre el arco adintelado, propio del mudéjar empleado en las viviendas particulares de la Baja Extremadura, que cubre la portada del acceso al inmueble, hallamos los dos elementos decorativos con que los alarifes mudéjares quisieron embellecer la fachada del edificio, basados en un alfiz trenzado donde alternan los azulejos lisos geométricos con los ladrillos aplantillados, coronado con una ventana ajimez fabricada igualmente con azulejos y ladrillos según las tradicionales técnicas andalusies. Son muchos los pueblos de la provincia de Badajoz donde los albañiles mudéjares, herederos de los alarifes, maestros de obras y arquitectos musulmanes, dejaron su huella entre las calles y plazas de los mismos. El arte mudéjar es admirado por las clases nobles y dirigentes de la época, que mandan construir o renovar edificios bajo este orden artístico donde la belleza de los trabajos de origen musulmán sostiene las obras costeadas y usadas por los vencedores.




Referencias Bibliográficas:

- TORO FERNÁNDEZ, B.: Zafra. Llerena, 2009.

- TORO FERNÁNDEZ, B.: "Orígenes y primer desarrollo urbano de la ciudad de Zafra". Jornadas de historia de Llerena. Llerena, 2003; pp. 123-138.

- MAZA GÓMEZ, C.: Zafra, escondida y acogedora. Autoedición, 2012.